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¿La IA puede resolver las necesidades de empresas pequeñas?


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La Cámara de Comercio del Área de Nashville, en Tennessee, ha convocado a una reunión anual de líderes empresariales locales desde el siglo XIX, pero la más reciente tuvo un tema definitivamente moderno: la inteligencia artificial.

El objetivo era desmitificar la tecnología para los cerca de 2000 miembros de la cámara, en especial las pequeñas empresas.

“Tengo la impresión de que la gente no desconfía”, afirmó Ralph Schulz, director ejecutivo de la Cámara. “Solo no tiene claro el uso potencial que le puede dar”.

Cuando la inteligencia artificial generativa irrumpió en la conciencia pública a finales de 2022, cautivó la imaginación de empresas y trabajadores con su capacidad para responder preguntas, redactar párrafos, escribir código y crear imágenes. Los analistas proyectaron que la tecnología iba a transformar la economía pues impulsaría un auge de la productividad.

Sin embargo, hasta ahora el impacto ha sido limitado. Aunque la adopción de la inteligencia artificial va en aumento, tan solo un cinco por ciento de las empresas de todo el país utilizan esta tecnología, según una encuesta de empresas de la Oficina del Censo de Estados Unidos. Muchos economistas predicen que todavía faltan años para que se pueda medir el impacto de la inteligencia artificial generativa en la actividad económica. Pero aseguran que el cambio llegará.

“Para mí, esta es una historia de cinco años, no de cinco trimestres”, opinó Philipp Carlsson-Szlezak, economista jefe mundial de Boston Consulting Group. “En un horizonte de cinco años, ¿habrá algo que medir? Yo creo que sí”.

Aunque algunas de las empresas más grandes, en Nashville y en otros lugares, están encontrando usos para la inteligencia artificial —e invirtiendo dinero y tiempo para desarrollar más—, muchas empresas más pequeñas apenas están empezando a incursionar en la tecnología, si es que llegan a utilizarla.

“Los mejores y los más grandes ya están trabajando en su implementación y sacándole provecho, pero la curva de adopción es muy incipiente”, afirmó Carlsson-Szlezak.

Según Allison Giddens, copresidenta de Win-Tech, una empresa de productos aeroespaciales con 41 empleados en Kennesaw, Georgia, empezó a utilizar ChatGPT hace unos seis meses para algunas tareas operativas, como escribir correos electrónicos a los empleados, analizar datos y redactar procedimientos básicos para los directivos de la empresa. En una nota pegada en el monitor de su computadora se lee simplemente “ChatGPT” para recordarle que utilice la tecnología.

“Debemos hacernos el hábito de en verdad utilizar la herramienta”, comentó.

No obstante, Giddens enfrenta obstáculos a la hora de implantarlo de manera más generalizada y utilizarlo para que su empresa sea más eficiente. A veces, le parece que las respuestas de ChatGPT están equivocadas. La ciberseguridad es importante en su sector, por eso debe tener cuidado con la información que introduce en los modelos de inteligencia artificial. Y no ha encontrado un lugar para la tecnología en la línea de producción, donde los maquinistas fabrican piezas de aluminio y titanio a la medida para la industria de defensa.

“Todavía no hay muchos casos de uso en la línea de producción”, afirmó.

Históricamente, las innovaciones tecnológicas, incluidas la computación y el internet, han tardado muchos años o décadas en difundirse por la economía y afectar la productividad y la producción. El economista estadounidense Robert Solow declaró en 1987: “Se puede ver la era de la computación en todas partes menos en las estadísticas de productividad”.

Por lo general, los economistas creen que la difusión y adopción de la inteligencia artificial generativa será mucho más rápida, en parte porque la información fluye con más rapidez que en el pasado. Por ejemplo, en una serie reciente sobre inteligencia artificial generativa, la consultoría EY-Parthenon concluyó que la tecnología podría exprimir productividad dentro de entre tres y cinco años.

Sin embargo, hay algunas dificultades importantes, como las dudas sobre el uso de la tecnología, los obstáculos legales y de seguridad de los datos, las fricciones regulatorias, el costo y la necesidad de más infraestructura física y tecnológica para respaldar la inteligencia artificial, incluida la potencia de cálculo, los centros de datos y el software.

“Seguimos en las fases iniciales de la revolución, en el sentido de que hemos empezado a ver una inversión significativa para sentar las bases de esa revolución”, comentó Gregory Daco, economista jefe de EY-Parthenon. “Pero todavía no hemos visto todo el alcance de los beneficios desde el punto de vista de la productividad, de una mayor producción y de un mayor despliegue de mano de obra”.

David Duncan, director ejecutivo de First Hospitality, una empresa de gestión hotelera de Chicago, señaló que la firma estaba trabajando para garantizar que los sistemas de inteligencia artificial pudieran utilizar sus datos financieros internos en el futuro.

“Estamos haciendo planes para la próxima generación de aplicaciones de la inteligencia artificial”, afirmó.

Duncan mencionó que imaginaba utilizar la inteligencia artificial para analizar estos datos y crear borradores iniciales de informes y así liberar de esa tarea a los ejecutivos y directores generales. La empresa, con unos 3600 empleados, también espera aprovechar la inteligencia artificial para analizar encuestas semanales a los trabajadores a lo largo de un año, con el fin de obtener información sobre las tendencias del ánimo general de sus equipos.

“Creo que estamos en las primeras fases de una transformación enorme de la forma en que procesamos las ideas, la estrategia, los datos y la producción en los negocios”, afirmó Duncan.

Según las encuestas, el uso de la inteligencia artificial es mayor en los servicios profesionales y de información, entre los cuales están el diseño gráfico, la contabilidad y los servicios jurídicos, empleos tradicionalmente de cuello blanco que han experimentado una menor amenaza de la automatización.

La investigación muestra que la mercadotecnia es uno de los usos más comunes de la inteligencia artificial en todas las empresas. Gusto, una plataforma de nóminas y prestaciones para pequeñas empresas, descubrió que entre las empresas creadas el año pasado que usaban inteligencia artificial generativa, el 76 por ciento lo hacía para mercadotecnia.

En Nashville, Bob Higgins, presidente de la Cámara de Comercio, es uno de los impulsores de que las pequeñas y medianas empresas adopten la inteligencia artificial. Higgins ha sostenido conversaciones con otros líderes empresariales, ha celebrado seminarios web y ha trabajado con un profesor de la Universidad Vanderbilt que es experto en inteligencia artificial generativa.

Higgins también intenta predicar con el ejemplo. En Barge Design Solutions, una empresa de servicios de ingeniería y arquitectura de la que es director ejecutivo, su equipo de recursos humanos ha utilizado inteligencia artificial generativa para ayudar a crear anuncios de empleo que han producido más candidatos cualificados para puestos difíciles de cubrir. Higgins también usa la tecnología como “socio de pensamiento” a fin de preparar reuniones y crear órdenes del día.

Señaló que el objetivo final es “ayudar a que Nashville se convierta en una ciudad que funcione con inteligencia artificial generativa”.

“Si vives temiéndole”, dijo, “creo que te vas a quedar fuera”.



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