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Las empresas emergentes de IA enfrentan la cruda realidad económica


Llamémoslo el fin del comienzo del auge de la inteligencia artificial.

Desde mediados de marzo, la presión financiera sobre varias empresas emergentes de inteligencia artificial destacadas ha pasado factura. Inflection AI, la cual recaudó 1500 millones de dólares, pero casi no ganó dinero, cerró su negocio original. Stability AI despidió a empleados y terminó la relación con su director ejecutivo. Y Anthropic se ha apresurado a cerrar la brecha de casi 1800 millones de dólares entre sus ventas modestas y sus gastos enormes.

En Silicon Valley está cada vez más claro que la revolución de la inteligencia artificial va a tener un precio muy alto. Las empresas tecnológicas que han apostado su futuro en ella se esfuerzan por encontrar la manera de reducir la brecha entre esos gastos y las ganancias que esperan obtener en algún momento del futuro.

En particular, este problema es grave para un grupo de empresas emergentes de alto perfil que han recaudado decenas de miles de millones de dólares para el desarrollo de la inteligencia artificial generativa, la tecnología detrás de chatbots como ChatGPT. Algunas de ellas ya se están dando cuenta de que competir de tú a tú con gigantes como Google, Microsoft y Meta va a requerir miles de millones de dólares, e incluso eso podría no ser suficiente.

Los inversionistas han decantado 330.000 millones de dólares en unas 26.000 empresas emergentes de inteligencia artificial y aprendizaje automático en los últimos tres años, según PitchBook, firma que monitorea el sector. Esto equivale a dos terceras partes más que la cantidad que invirtieron para financiar 20.350 empresas de inteligencia artificial entre 2018 y 2020.

Los desafíos que enfrentan muchas de las empresas de inteligencia artificial más nuevas contrastan con los primeros resultados comerciales de OpenAI, la cual tiene el respaldo de 13.000 millones de dólares de Microsoft. La atención que ha generado con su sistema ChatGPT ha permitido que la empresa construya un negocio que cobra 20 dólares al mes por su chatbot prémium y les ha ofrecido a las empresas un mecanismo para construir sus servicios de inteligencia artificial con la tecnología que impulsa su chatbot, llamada modelo de lenguaje de gran tamaño (LLM, por su sigla en inglés). OpenAI ganó unos 1600 millones de dólares el año pasado, pero no está claro cuánto gasta la empresa, según dos personas familiarizadas con sus operaciones.

OpenAI no respondió a las solicitudes de comentarios.

Sin embargo, incluso OpenAI ha tenido complicaciones para ampliar sus ventas. Las empresas saben que los sistemas de inteligencia artificial pueden generar respuestas incorrectas. A la tecnología también le han afectado las dudas en torno a si los datos en los que se basan los modelos infringen los derechos de autor.

(The New York Times demandó a OpenAI y Microsoft en diciembre por infracción de los derechos de autor de contenidos periodísticos relacionados con sistemas de inteligencia artificial).

Muchos inversionistas señalan el rápido crecimiento de las ventas de Microsoft como evidencia del potencial comercial de la IA. Según Brad Reback, analista del banco de inversión Stifel, en su trimestre más reciente, Microsoft reportó un estimado de 1000 millones de dólares en ventas de servicios de inteligencia artificial en la nube, en comparación con las ventas prácticamente nulas de hace un año.

Por otra parte, Meta no espera ganar dinero en los próximos años con sus productos de inteligencia artificial, aunque aumentó su gasto en infraestructura hasta 10.000 millones de dólares tan solo este año. “Estamos invirtiendo para mantenernos a la vanguardia”, declaró Mark Zuckerberg, director ejecutivo de Meta, durante una llamada con analistas la semana pasada. “Y lo estamos haciendo en un momento en el que también estamos ampliando el producto antes de que esté generando dinero”.

Las empresas emergentes de IA han enfrentado las dificultades de esta brecha entre gasto y ventas. Anthropic, la cual ha recaudado más de 7000 millones de dólares con el respaldo de Amazon y Google, gasta unos 2000 millones de dólares al año, pero apenas obtiene entre 150 y 200 millones de dólares en ingresos, según dos personas familiarizadas con las finanzas de la empresa, quienes solicitaron permanecer en el anonimato porque las cifras son privadas.

Al igual que OpenAI, Anthropic ha recurrido a la creación de sociedades con grandes empresas tecnológicas consolidadas. Su director ejecutivo, Dario Amodei, ha tratado de atraer clientes en Wall Street y hace poco anunció que estaba trabajando con Accenture, la consultoría global, para crear chatbots personalizados y sistemas de inteligencia artificial para empresas y organizaciones gubernamentales.

Sally Aldous, vocera de Anthropic, afirmó que miles de negocios utilizan la tecnología de la empresa y que millones de consumidores utilizan su chatbot Claude, el cual está disponible al público.

Stability AI, un sistema que genera imágenes con IA, anunció el mes pasado la renuncia de su director ejecutivo fundador, Emad Mostaque, apenas una semana después de la dimisión de tres investigadores que formaban parte del equipo de cinco personas que construyó la tecnología original de la empresa.

La empresa estaba rumbo a generar unos 60 millones de dólares en ventas este año en comparación con unos 96 millones de dólares en costos de su sistema de generación de imágenes, el cual ha estado disponible para los clientes desde 2022, comentó una persona familiarizada con su negocio.

La situación financiera de Stability AI parece mejor que la de los fabricantes de grandes modelos lingüísticos como Anthropic porque desarrollar sistemas de generación de imágenes es menos caro, según los inversionistas en inteligencia artificial. No obstante, también hay menos demanda para pagar por imágenes, por lo que las ventas potenciales son más inciertas.

Stability AI ha operado sin el respaldo de un gigante tecnológico. Después de recaudar 101 millones de dólares de inversionistas de capital de riesgo en 2022, el otoño pasado necesitaba más fondos, pero tuvo dificultades para demostrarle a los inversionistas que podía vender su tecnología a empresas, según dos exempleados, quienes no quisieron hablar públicamente porque no estaban autorizados a hacerlo. A finales del año pasado, recaudó 50 millones de dólares de Intel, pero siguió enfrentando una presión financiera, dijeron los exempleados.

Según estas personas, conforme creció la empresa, su estrategia de ventas cambió. Al mismo tiempo, gastaba millones al mes en costos de computación. Algunos inversionistas presionaron a Mostaque para que renunciara, según un inversionista, quien se rehusó a hablar públicamente sobre un asunto de personal. En abril, después de la dimisión de Mostaque, Stability AI realizó despidos y reestructuró su negocio para poner a la empresa en “un camino más sostenible”, según un memorando de la empresa que revisó el Times.

Stability AI se rehusó a ofrecer comentarios. Mostaque se negó a hablar de su salida.

Inflection AI, una empresa emergente de chatbot que fundaron tres veteranos de la inteligencia artificial, había recaudado 1500 millones de dólares de algunos de los nombres más importantes de la tecnología. Sin embargo, un año después de presentar su asistente personal de IA, casi no tenía ingresos, según un inversionista. El Times revisó una carta que Inflection envió a los inversores en la que mencionaba que la recaudación de fondos adicionales no era “el mejor uso del dinero de nuestros inversionistas, sobre todo en el contexto del actual mercado efervescente de la inteligencia artificial”.

A finales de marzo, terminó su negocio original y en gran medida fue absorbida por Microsoft, la empresa de capital abierto más valiosa del mundo.

Erin Griffith colaboró con este reportaje.

Cade Metz cubre inteligencia artificial, coches autónomos, robótica, realidad virtual y otras áreas emergentes de la tecnología. Más de Cade Metz

Karen Weise escribe sobre tecnología y reside en Seattle. Su cobertura se centra en Amazon y Microsoft, dos de las empresas más poderosas de Estados Unidos. Más de Karen Weise

Tripp Mickle reporta sobre Apple y Silicon Valley para el Times y está radicado en San Francisco. Su trabajo sobre Apple se centra en los lanzamientos de productos, problemas de fabricación y desafíos políticos. También escribe sobre algunas tendencias en la industria tecnológica como los procesos de despidos, la inteligencia artificial generativa y los taxis robot. Más de Tripp Mickle



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